Conociendo al capellán de la Trienal
Rev. Gayle Fisher-Stewart
El espíritu y la determinación del reverendo Gayle están en constante movimiento. Su carrera en el ámbito policial y como sacerdote está enraizada en la creencia de que la obra de Dios es el norte para seguir por todos nosotros. En ese sentido, su paso por el departamento de policía le mostró lo frágil que es la vida y lo corta que puede llegar a ser. Todos los días los policías salen de casa y no saben si regresaran. Necesitamos aprender a valorar cada día y hacer que cada día cuente.
Ella realmente cree que todos estamos llamados a hacer de este mundo un lugar mejor, especialmente si seguimos a Jesús. Porque para mí, ella dijo, “no tienes que vivir de esta manera si me sigues”, y por eso ella ha pasado su vida tratando de descubrir que se puede hacer para lograr la victoria para la humanidad. Si ella puede ayudar a la humanidad, particularmente a través de la iglesia, entonces tiene un propósito. Acto seguido, ella ha adoptado una cita del astrofísico Neil DeGrasse Tyson: “Es el conocimiento de que voy a morir lo que crea el enfoque que aporto a estar vivo; la urgencia del logro; la necesidad de expresar amor ahora. No temo a la muerte. Temo vivir una vida en la que podría haber logrado algo y no lo hice. Hay una cita de Horace Mann: “Avergüénzate de morir hasta que hayas logrado alguna victoria para la humanidad”. Estos pensamientos circulan en su mente todos los días de su existencia.
La pregunta que se hace es: “¿Cómo puedes ser un agente de cambio para cambiar el mundo?” En respuesta, sus amigos siempre le comentan: “Siempre quieres cambiar el mundo”. Lo antes mencionado es fortalecedor y, al mismo tiempo, humillante cuando aquellos a quienes amas y aprecias hacen aseveraciones tan poderosas sobre tu vida. Tal vez no pueda cambiar el mundo entero, pero ella puede marcar la diferencia en alguna parte. ¿Cómo podemos todos generar cambios y hacer del mundo un lugar mejor? Durante mucho tiempo ella ha tenido en este respecto y sigue teniendo discusiones con la iglesia para lograr dicho cometido. Ultimadamente, Los argumentos planteados iluminan los rincones polvorientos, los espacios que damos por sentado.
Ella tiene dos libros, Preaching Black Lives (Matter), es español se traduciría a: Predicarle a la Raza Negra Importa; y el segundo, Black and Episcopalian: the Struggle for Inclusion o en español se traduciría a: Episcopal y Negro: la Lucha por la Inclusión. En este último libro, dice que la Iglesia Episcopal debe actuar sobre lo que predica. Se están produciendo cambios, cambios lentos, pero la pregunta es: “Si seguimos a Jesús – Jesús renunció a todo, arriesgó todo por nosotros – ¿está dispuesta la Iglesia Episcopal a arriesgar la iglesia para ser como Jesús?”
¿Estás dispuesto a arriesgar la vida misma de la Iglesia para ser como Jesús? Y si no estás dispuesto a arriesgar a la propia iglesia para ser como Jesús, entonces todo esto son palabras y lemas. Mientras la Iglesia Episcopal se ocupa de las reparaciones por la supremacía blanca y el racismo contra los negros, ella (Reverendo Gayle) está trabajando en otro libro, Church Hurt: Reparations for My Soul – Healing Race-based Trauma (La Iglesia duele: Reparaciones para mi alma – Sanando Traumas Raciales.) Si bien el tema del libro se centra en la experiencia afroamericana en la Iglesia Episcopal, las personas traen traumas que se dado de muchas formas en la iglesia, y luego experimentan traumas raciales por parte de la iglesia. Realmente no estamos comprometidos con la curación porque si la iglesia se centrara en sanar el trauma racial, se informaría sobre el trauma y examinaría cada práctica, política, proceso, sacramento y liturgia para asegurarse de que no inflijan trauma, que enaltezcan las diversas culturas que la gente trae a la iglesia.
Si creemos, como decimos, que todo esto es de Dios, y Dios creó todo, y Dios creó mucho, dice Gayle, “tenemos que preguntarnos ¿por qué no todos los hijos de Dios tienen lo que necesitan para prosperar? Entonces ellos, a su vez, pueden servir”. Porque, como dijo Martin Luther King, “es difícil pensar en servir al Señor cuando el estómago te gruñe”. Si creemos en Jesús como decimos, ¿por qué no lo seguimos hasta donde están las personas que sufren, hasta los márgenes de la sociedad, porque ahí es donde encontraremos a Jesús? No en los edificios que amamos, sino en los lugares difíciles y espantosos que evitamos. “Sígueme”, dijo Jesús. No dijo que lo adoráramos. De hecho, en Apocalipsis, cuando Juan se inclinó para adorar a Jesús, Jesús le dijo que se levantara y adorara a Dios, no a él. Pero seguir a Jesús requiere un riesgo, un riesgo que Jesús asumió en la cruz.
Él, Jesús, arriesgó su propia vida, todo por nosotros, para que tuviéramos vida y la tuviéramos en abundancia. ¿Y cómo devolver esta gracia, este favor? Acaparando lo que es de Dios. Viviendo con pobreza, falta de vivienda, odio, maldad, guerra. Elegimos vivir con todos lo que ello implica. Los seres humanos crearon todos los males del mundo y Dios está esperando que arreglemos lo que hemos estropeado.
Al final, Gaylee tararea las palabras de su Himno favorito, “Si yo puedo ayudar a cualquiera, entonces no he vivido en vano.”