Escrito por Dennis Clark, PPP
Parlamentario Nacional del ECW

Así será Mi palabra que sale de mi boca;


No volverá a mi vacía,

Sino que hará lo que yo quiero,

Y será prosperada en aquello para lo que la envíe.

Isaías 55:11

Que todo se haga decentemente y en orden.

1 corintios 14:40

En la edición de la primavera de 2023, hablamos del aura de invencibilidad que rodea a nuestra nación, ejemplificado por actos de violencia perpetrados en contra de nuestros compañeros. Tristemente, lo antes mencionado no muestra señales de ser contrarrestado en los meses venideros del verano.

Reconocemos que la “Violencia” puede tomar diversas formas. El Señor Webster (Diccionario) nos dice que puede significar el uso de la fuerza física que causa lesiones, abusos, daño, o destrucción. También puede implicar lesiones por distorsión, transgresión, o profanación. Puede también significar un sentimiento vehemente o expresión.

La palabra “profanación” es una que es raramente escuchada o usada, aunque vemos cada vez mas y mas con el pasar de los días la consecución del acto. Desde el punto de vista expresivo, también nos podemos referir a esta palabra como blasfemia, sacrilegio, irreverencia, o impiedad.

Este articulo hablara acerca de esta forma de violencia, mucho más específicamente con respecto a reuniones que serán asistidas. Se puede dar por sentado que, gracias al incremento del uso de las redes sociales como un método de comunicación, se torna mucho más fácil el decir mensajes utilizando palabras especificas o insinuaciones que no se dirían en persona. Sin embargo, mientras nos alejamos de la dignidad y el amor por los demás a medida que tipeamos estos mensajes, ¿yo me pregunto si esto desvaloriza el dialogo que usamos el uno con el otro cuando hablamos?

El haber fungido como parlamentario por medio siglo me ha permitido observar y escucharlo todo en lo atinente con interacciones de miembros en reuniones de todo tipo. Hemos servido como parlamentarios para grupos tan diversos como la Asociación Nacional del Rifle (siglas en ingles NRA) y la Asociación Nacional de Padres y Maestros (siglas en ingles PTA); Condominios, variopintas asociaciones de razas de perros, grupos eclesiales de todas las denominaciones, juntas directivas de diversos negocios, y así sucesivamente.

La mayoría de las veces, todas las asociaciones comparten algo en común. A pesar de ello, cada miembro ha tomado la decisión de manera consciente de unirse al grupo. Por ende, sus motivos para hacer lo propio pueden diferir, su anticipación de lo que pueden ganar o de lo que deseen ofrecer a motus propio. Sin embargo, cada uno de nosotros ha asistido a reuniones en las que miembros, por sus palabras o acciones, le hacen creer a observadores que son sus mas grandes enemigos, sin tener nada en común.

La autoridad parlamentaria con la cual la Asociación Nacional de las Mujeres Episcopales, al igual que otras asociaciones de miembros han adoptado, es la última edición del libro “Las Reglas del Orden de Robert”. El libro ya va por la edición número 12.

Este manual habla sobre el comportamiento adecuado a seguir durante el debate de problemas que se dan antes de las asambleas cuando se llevan a cabo sus reuniones de negocios. Estos problemas se materializan en forma de mociones. Cuando una moción a debatir se presenta delante de la cámara, un de los principios mas importantes para los miembros que se deben saber y practicar es este; los miembros no deben cuestionar los motivos de otros miembros durante el debate de cualquier problema.

En otras palabras, debemos hacer a un lado diatribas personales, y pensar solo en los mejores intereses del grupo en su totalidad. Debemos asumir que otros miembros, que comparten los mismos intereses que nosotros, tras haberse unido voluntariamente a una asociación de individuos que piensan igual, que todos nosotros estamos actuando de la mejor manera. Quizás otras personas tienen una visión diferente de lo que se debe hacer. Dicho esto, NUNCA se debería discutir el POR QUE se deben hacer las cosas. Si esta regla se mantiene y es adherida por todos los miembros, y se puede hacer cumplir de manera uniforme y consistente por el director de la junta, todo el rencor que a veces se siente puede ser aleviado. Los miembros deben demandar que la regla sea seguida aun si el director no hace lo propio, por cualquier motivo.

El comportamiento adecuado en las reuniones debe ser la norma y no la excepción. Si los miembros ejercitan la prudencia y son circunspectos con su oratoria en los fórums abiertos, una sociedad será mucho mas dada a alcanzar los objetivos a los cuales sus miembros han jurado su alianza luego del compromiso a la membresía de las asociaciones a las que pertenecen. Si Dios trabaja y Sus palabras están inmersas en las nuestras, entonces, y solo entonces, todas las cosas se darán decentemente y en orden.