Cuando cada Oración no comienza con el “Padre Nuestro” o culmina con “Amen”
A veces la oración es la vía a la respuesta.
A veces la oración es la llave que se usa para liberar la respuesta.
A veces es el candado que se abre para recibir la respuesta.
A veces es nuestro asombro y ofertorio en contestación a la respuesta.
Pero sin menoscabo alguno, en todas las cosas y siempre, la oración es la respuesta.
“Yo oro porque no lo puedo evitar. Yo oro porque estoy desahuciado. Yo oro porque la necesidad de hacerlo se desborda fuera de mi todo el tiempo, caminando y durmiendo. No cambia a Dios. Me cambia a mí.”
―C. S. Lewis
Como C. S. Lewis, oro porque no puedo evitarlo. Oro porque hay una necesidad en mí de hacerlo. Ya sea para hacer una petición o intercesión, ofrecer contrición o acción de gracias, buscar guía divina o protección, o simplemente expresar mi total dependencia de Dios, ya sea en la congoja o celebración, mi alma clama, con o sin palabras.
Después de años de tratar de encontrar la fórmula correcta, las palabras correctas, la forma correcta de rezar y de atribuir resultados no deseados a mi fracaso en “hacerlo bien”, me he dado cuenta de que el poder de la oración no es tanto el resultado de las palabras que proferimos cuando oramos si no la actitud con la que oramos. Se trata de nuestra total confianza en Aquel a quien oramos. “Sin fe es imposible agradar a Dios”, nos dice hebreos 11:6. “Para cualquiera que quiera acercarse a Dios, primero debe creer que Dios existe y que recompensa a quienes lo buscan sinceramente”. Las palabras ya Dios las conoce: “Antes que una palabra esté en mi lengua, tú, Señor, la conoces plenamente (Salmo 139:4)”.
Creo que a Dios le importa más lo que dicen nuestros corazones que nuestras palabras, cuando rezamos. Así que nunca dejes de rezar porque no sabes que decir. Incluso en el silencio, Dios escuchará lo que el corazón tiene que decir. A veces las palabras pueden incluso interponerse o estorbar.
Con el pasar de los años, he escrito algunas de mis ideas y observaciones sobre la oración, que compartiré aquí en el resto de este artículo, pero no con la intención de asesorar, instruir o recomendar prácticas para la oración. Mi deseo es simplemente compartir estas ideas con la esperanza de que puedan ampliar sus maneras de abordar la oración, lo cual tal vez de alguna manera pueda ayudar a enriquecer su vida de oración.
La oración es como volver a tu amado…aquel que te ama y te espera…con júbilo…no algo hecho por deber u obligación…sino con alegría y anhelo…con ansias de disfrutar de la compañía una vez más…. A veces es un regreso muy esperado…a veces ese regreso se hace desde una distancia mucho mayor….a veces cargando una cruz más pesada que en tiempos anteriores…pero sabiendo…empero…que Tu amado…Aquel que es el amante y cuidador de tu alma…Aquel que te adora y adora y es digno de ser adorado…estará allí para darte la bienvenida…se deleitará en escuchar tu voz y hablarle a tu corazón…de profundidad a profundidad…estando allí en tu presencia…recibiendo tu alabanza y petición…proporcionándote descanso…y refrigerio…haciendo que todas las cosas estén bien y sean renovadas…una vez más…solo para ti. Sí, la oración, en su máxima expresión… es como pasar tiempo con tu amado… ¡amando y siendo amado en reciprocidad!
Señor, te doy gracias porque no importa qué, cómo o cuándo oro, Tú escuchas… que la ausencia de palabras no es una barrera para Ti.… que puedes discernir con la misma facilidad los susurros, los suspiros e incluso el silencio cuando dibujo. cerca de ti. Señor, te doy gracias porque en Tu misericordia escuchas mi oración y respondes al clamor de mi corazón.
Manteniéndonos recargados
Vivimos en un mundo impulsado por la tecnología, lleno de dispositivos que ayudan a satisfacer nuestras necesidades o satisfacer algún deseo. Dependemos de estos dispositivos para que nos den direcciones, administren nuestros horarios y nos mantengan conectados. Sin embargo, desde el primer clic de la mañana y con cada clic o golpe posterior, su suministro de energía se va agotando. Necesitan recargarse constantemente para funcionar según lo diseñado.
Para mantenerlos operativos, tenemos cargadores en nuestras casas, en nuestros automóviles, en nuestros bolsillos o carteras. Nos volvemos frenéticos y frustrados cuando no podemos encontrar uno o cuando la batería se está agotando. Tememos perder el poder. La oración es como esos cargadores. Nos permite acceso inmediato a Dios, nuestra principal fuente de poder. La oración nos mantiene cargados y conectados. Nos da poder para seguir andando.
Ora. Sin cesar. Te ayudara a evitar un corte de energía.
Solo ora
¿Acaso la preocupación te abruma sobre el que dirás?
¿Cuándo lo único que quiere Dios de nosotros es que simplemente oremos?
Ven ante la presencia de Dios
Pasa tiempo con El, que nos escuche
Ven a El
No importa el lugar, el tiempo del día
O lo manera.
Solo ora.
Solo ora.
Cielos azules o grisáceos
Ora de cualquier forma.
Si las palabras no salen perfectamente
Eso está bien
¿Qué es la perfección de cualquier manera?
No te preocupes por la postura o la posición al hacerlo
arrodillados, parados o postrados
Tu opción es orar sin que importe nada.
Dios es escuchando lo que tu corazón quiere decir
Sin importar las circunstancias que rodeen tu vida
Dios siempre está cerca cuando oras
Solo ora.
Elementos adicionales a petición:
Kathy Culmer es autora, educadora cristiana, narradora profesional, oradora, maestra y líder de retiros. Se graduó de Spelman College, la Universidad del Sur de Florida y el United Theological Seminary (Seminario Teologal Unido) con un Doctorado en Ministerio especializado en Narración Bíblica.