Conversación con la Señora Helen Patmon
Escrito por el Reverendo Ema Rosero-Nordalm
Líder del Grupo de Justicia Social, NECW
Fue un honor y una alegría el haber charlado con Helen Patmon y el compartir lo que ella considera una vocación sagrada. Helen es la líder secular en la frontera norte del estado de Massachusetts, quien ha trabajado en problemas de racismo y justiciar racial con congregaciones Episcopales por muchos años.
Helen ha invitado a individuos y comunidades a formar grupos amorosos transformados por el amor de Dios, y con un deseo profundo de servir a aquellos que son diferentes. Este sueño fue hecho realidad para Helen. Ella dice sonriente, “Esto es lo que el amor hacer, no puedo recordar el no haber hecho este trabajo; siempre tuve la certeza de que esto era para lo que Dios me envió al mundo”. Mientras escuchaba, me sentí de que estaba en la presencia de una mujer con fuertes convicciones. Nuestro tiempo juntos fue un regalo de Dios.
Helen creció en una Oklahoma segregada en la que ella creció en una familia centrada en la raza negra. Ella recuerda el haber merodeado lugares en los que ella no podía ingresar por ser considerados para la raza negra. Cuando Helen compartía su temor con su madre, esta última le decía, “Así es la vida, y hay que lidiar con ello” Aun antes de los cinco (5) anos, ella creció “lidiando” con personas de la raza blanca; ella asistió a una escuela blanca, así que aprendió el cómo navegar en un ambiente interracial desde una edad temprana.
A lo largo de sus años escolares, Helen también encontró que el amor de Dios la había apoyado al igual que las relaciones que ella desarrollo con homólogos de la raza blanca y sus maestros. Con una voz apasionada, ella dijo que este acercamiento para con Dios, homólogos, y aliados son el motivo por el cual ella ha trabajado con comunidades y el “Por qué continúa haciéndolo.”
Helen fue criada en una iglesia Bautista de la Raza negra, y ella recuerda el haber sentido la presencia de Dios en la adoración, pero especialmente cuando ella cantaba en el coro; ella entendía a Dios por medio de la música. Desde entonces, ella dice, “La Gracia de Dios es todo para mí.”
Helen cree que el trabajo con congregaciones Episcopales racialmente distintas debe incluir música para permitirle al grupo el conectar sus emociones y cuerpos. Ella ha logrado entender que el proceso es lento porque la tendencia de muchos en la comunidad blanca es la de intelectualizar las emociones.
“Haciendo el trabajo del cuerpo, mente, y espíritu se abre la posibilidad para la sanación.” Para Helen, el canto es una manera de trascender las emociones, lo intelectual y tocar en lo espiritual; ella también cree que la música cambia la dirección de la condición física. “Nosotros Podemos acceder al espíritu de Dios a través de la música. Y bailar también irradiara adentro de ti y en derredor.”
En su trabajo, ella trae a participantes de una congregación blanca, y los inmersa en un mundo que no es blanco, sino en un grupo que es mayormente negro y diverso y que está dispuesto a compartir sus historias y experiencias para que sus voces puedan ser escuchadas con la dignidad que merecen.
Libros son leídos y discutidos en las reuniones. ¿El grupo es invitado a responder a preguntas tales como, “Acaso algo que hayas leído ha cambiado tu vida o el cómo vives tu vida con tu familia? Las respuestas a tales preguntas pueden ser difíciles cuando los participantes blancos se dan cuenta de que el privilegio blanco, y el sentido de opresión histórico son una realidad en sus familias y en la historia.
La presencia de tensión restringe el espíritu de sanación. Ella comparte con el grupo que lo que es más importante es el de darle una voz a lo que están aprendiendo y sintiendo, para saber que están en un lugar seguro donde el respeto mutuo entre los miembros del grupo se ha acordado de antemano. Esto es especialmente relevante para las mujeres de raza negra. Helen encuentra que las aliadas de mujeres blancas pueden ser conciliatorias cuando se presentan tensiones en las conversaciones.
El Grupo ha aprendido bastante en el trabajo que se ha hecho hasta ahora. Fuertes relaciones se han desarrollado. Ellos hablan acerca de qué papel juegan en el mundo, y como dependen en el poder transformador del amor cuando las situaciones difíciles se presentan. “El amor es espiritual, viene del ser interior y el amor de trabajar mancomunadamente.”
Los participantes han trabajado en grupos afines, pero mayormente, el grupo prefiere trabajar juntos y hacerlo de una manera interracial. Helen dice que el ser parte de un grupo numeroso ayuda a prevenir que los participantes blancos digan “disparates”, sin darse cuenta de que es ofensivo. Los participantes de raza negra han aprendido como defenderse de una forma compasiva. Helen dice “En estos tiempos difíciles, la honestidad es transformadora. La seguridad es también importante porque el sentirse indefenso no conduce a la transformación.”
Como persona encargada, Helen lidera a los participantes a través del proceso que revelan experiencias difíciles y dolorosas. Esto se consigue por medio de aliados, y toma tiempo. “la premura le hace daño al proceso.”
Cuando la congregación blanca entra en el proceso, su meta es la de aprender y crecer en tal forma que les permita servir a las comunidades vecinas y abordarlas con dignidad y respeto. Helen camina con ellos y, al lado de sus miembros pertenecientes a la congregación local, ha desarrollado una comunidad que quiere convertirse en una comunidad amorosa.
Después de cuatro años, Helen con un corazón lleno de emoción expreso que “todos han experimentado un cambio y el crecimiento, lo cual es sanador. Ella está lista para trabajar”. ¿Qué trabajo? el apoyar a la organización comunitaria al asociarse con organizaciones que sirven a aquellos en necesidad. En lo atinente a este trabajo conjunto, Helen continúa sirviendo como una guía ofreciendo el apoyo necesario. Ella siente que el ser parte de este viaje espiritual y sanador con los participantes es crucial para mantener esta comunidad de líderes.
Aparte de este bregar de amor, Helen es un miembro de la Comisión de Justicia Racial en la Diocesis de Massachusetts. Su subcomité trabaja con el personal diocesano y las congregaciones Episcopales para crear estructuras en sus prácticas de contratación, procesos de comité de búsqueda, y prácticas de negocio en general.
La justicia racial tiene cinco subcomités centrados en Dios con oración constante para ayudar a aliviar el dolor y buscar la sanación. Helen cree que el trabajo de la comisión avanzara la consecución de un sueño para las diócesis Episcopales, congregaciones, y comunidades que buscan transformarse en amor puro.